Un tercer motivo es el económico, está claro que el uso del software libre supone un coste mucho menor. La "libertad 0" que garantiza el software libre es la libertad de ejecutar el programa, para cualquier propósito. No tiene sentido que la Administración Pública pague por algo que se puede conseguir gratis, es preferible ahorrar ese dinero y gastarlo en otras cosas. En Andalucía, las aplicaciones informáticas basadas en software libre han permitido a la Junta un ahorro de 180 millones de euros. Así lo afirmó su consejero de Innovación, Ciencia y Empresa, Francisco Vallejo, durante la inauguración de la Conferencia Internacional de Software Libre celebrada en esta comunidad a finales de octubre de 2008. En Extremadura, la Junta ahorró más de 100 millones de euros sólo en 2007 utilizando gnuLinex.

En tiempos de crisis, la utilización del software libre es una buena solución. Lo más evidente es el ahorro de costes de licencia. Además de la licencia del sistema operativo, muchas veces hay que pagar licencias adicionales para cada producto utilizado y todo ello supone un gasto desorbitado. Podemos ahorrar en hardware porque con Linux podemos aprovechar nuestras máquinas antiguas para instalar servidores web y correr aplicaciones, cosa que con Windows es imposible. Además, las empresas que trabajan con software libre están en competencia real y no determinada por las casas comerciales, y esto supone que puedes encontrar productos y servicios más ajustados a tu presupuesto. Hay que tener en cuenta también el coste gratuito de muchas distribuciones de Linux como Debian, Ubuntu… Si se hiciera un recuento del gasto en licencias y personal de mantenimiento para software privativo en educación, probablemente llegaríamos a una cantidad tal que nos llevaríamos las manos a la cabeza. Porque este dinero podría haberse dedicado a becas, a salarios de los profesionales, a equipos, a instalaciones… a una mejor formación en definitiva.

En tiempos de crisis, la utilización del software libre es una buena solución. Lo más evidente es el ahorro de costes de licencia. Además de la licencia del sistema operativo, muchas veces hay que pagar licencias adicionales para cada producto utilizado y todo ello supone un gasto desorbitado. Podemos ahorrar en hardware porque con Linux podemos aprovechar nuestras máquinas antiguas para instalar servidores web y correr aplicaciones, cosa que con Windows es imposible. Además, las empresas que trabajan con software libre están en competencia real y no determinada por las casas comerciales, y esto supone que puedes encontrar productos y servicios más ajustados a tu presupuesto. Hay que tener en cuenta también el coste gratuito de muchas distribuciones de Linux como Debian, Ubuntu… Si se hiciera un recuento del gasto en licencias y personal de mantenimiento para software privativo en educación, probablemente llegaríamos a una cantidad tal que nos llevaríamos las manos a la cabeza. Porque este dinero podría haberse dedicado a becas, a salarios de los profesionales, a equipos, a instalaciones… a una mejor formación en definitiva.
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