
Cuando eres pequeño en la escuela y en la familia te instan a seguir tu propio camino, a no copiar a los demás, a tener tus propias ideas. Se castiga el plagio al compañero o al documento, se potencia la expresión "con tus propias palabras", se estimula la creatividad. Pero con la tecnología hay muchos límites, muchos recelos, y la informática parece un ogro del que hay que desconfiar porque si no sigues el camino marcado el ordenador explotará o algo así. No debería existir ese miedo a probar, a potenciar el descubrimiento de las cosas, aunque sea a base de fallar una y otra vez, así se aprende. Es parte de la educación el fomento de la experimentación y no se debería privar de ello a los estudiantes en ninguno de los ámbitos. Como decía Roger Schank, se aprende haciendo. Se consigue mucho más con la práctica que con la teoría, probando que escuchando o mirando con los brazos cruzados. Y el software libre está abierto a la experimentación, lejos de tantos años de "miedo a tocar botones", de seguir los pasos prefijados de forma y dirección única. La educación debería fomentar la investigación como parte imprescindible del aprendizaje con el software libre.
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